El Viejo Québec y los barrios
La Ciudad de Québec es una ciudad peatonal por excelencia. Los principales lugares para visitar en el Viejo Québec están a menos de 20 minutos a pie unos de otros y la seguridad es otra de sus características, que se respira tanto de día como de noche. Descubra aquí las sugerencias de lo que no se puede perder durante su estancia en la Ciudad de Québec.
Viejo Québec, dentro de las fortificaciones
El Viejo Québec, designado “Joya del Patrimonio Mundial” por la UNESCO, respira historia. Usted se convencerá de ello con una visita a las Fortificaciones de Québec y a la Ciudadela, las dos principales obras defensivas de la ciudad. De la historia militar a la historia religiosa, no hay más que un paso que usted dará visitando la suntuosa Basílica Catedral Notre-Dame-de-Québec y la Catedral Holy Trinity, o la capilla de los Jesuitas y la iglesia presbiteriana St.Andrew. Tras detenerse en uno de los numerosos museos y centros de interpretación, un paseo a pie o en calesa le permitirá saborear plenamente la atmósfera de esta zona histórica y única de la ciudad.
Place-Royale (Plaza Real) y Petit-Champlain
Visitar Place-Royale es remontar en el tiempo hasta los orígenes de Nueva Francia, pues fue allí donde, en 1608, Samuel de Champlain fundó su primera vivienda, “L’abitation”. Descubra la “cuna de la civilización francesa en América del Norte” en el Centro de Interpretación de Place-Royale y reviva la historia visitando Notre-Dame-des-Victoires, la iglesia de piedra más antigua en América del Norte (1688). Vaya a ver el Fresque des Québécois, inmenso mural de efecto visual que ilustra 400 años de nuestra historia.
Accesible por el funicular o por la escalera Casse-Cou, el barrio Petit Champlain evoca un pueblo francés de antaño. No hay que extrañarse, pues, de que allí se encuentren, entre otras, la Maison Louis-Jolliet (1683), que fuera residencia del descubridor del Misisipí, y la Maison Chevalier, donde se han reconstituido interiores típicos de los siglos XVIII y XIX. Vea el mural Petit-Champlain, que evoca los orígenes del barrio Cap-Blanc. También se pueden ver numerosos comercios que venden productos exclusivos.
Vieux-Port (Viejo Puerto)
Hoy en día, el Puerto Viejo de la Ciudad de Québec es un lugar privilegiado para descanso de los paseantes y viajeros que, en su crucero, hacen escala en nuestra ciudad. No obstante, al visitar el Museo Naval de Québec, usted se enterará de que este lugar tuvo, en otros tiempos, una importancia estratégica. Por ejemplo, ¿sabía usted que, en el siglo XIX, la Ciudad de Québec figuraba entre los cinco puertos más grandes del mundo? También le encantará la calle Saint-Paul, donde tiendas de antigüedades, cafés y terrazas invitan al ocio. Y a dos pasos de allí, en el Museo de la Civilización, alguna de las 10 exposiciones captará su atención, todas ellas están acompañadas de talleres interactivos.
Colline Parlementaire (Colina Parlamentaria)
Esta zona de edificios del Gobierno está dominada por la majestuosa silueta del Edificio del Parlamento, cuya arquitectura se realza con la iluminación nocturna. Desde hace más de un siglo, es sede de la Asamblea Nacional. Delante, se puede admirar la Fuente de Tourny y, a poca distancia, el Observatorio de la Capital (221 metros), que ofrece una vista panorámica maravillosa de la región, en particular sobre del parque Champs-de-Bataille, lugar en el que, en 1759, las tropas francesas e inglesas sostuvieron un enfrentamiento decisivo. Este oasis verde invita a un paseo, durante el cual uno se puede detener para dar una vuelta por la avenida Cartier, donde abundan restaurantes y comercios, y visitar el Museo Nacional de Bella Artes de Québec, donde se exponen algunas de las más importantes colecciones de arte quebequense e internacional.
Barrio Saint-Jean-Baptiste
Bohemio, ameno, cálido, el barrio Saint-Jean-Baptiste es uno de los barrios más típicos de la Ciudad de Québec. Camine por la calle Saint-Jean y descubra lugares simpáticos, como el almacén más antiguo de América del Norte (1871), o parajes históricos, como la iglesia Saint-Jean-Baptiste, de estilo Imperio, así como la iglesia St. Matthew y el cementerio adyacente. Entre tienditas y restaurantes, cafés y tiendas de alimentación, el barrio Saint-Jean es un barrio atractivo y lleno de vida, por el que es muy agradable caminar. Desde allí, deje que sus pasos lo lleven hasta el ascensor del Faubourg, que lo conducirá al corazón de otra zona pintoresca de la ciudad, el barrio Saint-Roch.